domingo, 23 de septiembre de 2007

Cambio de casa

No es que haya dejado botado el blog, es solo que me cambié... ahora podrán encontrar mis escritos en unagranchica.wordpress.com
No vemos

jueves, 6 de septiembre de 2007

Isa & Fred



Hoy de sorpresa llegué a ver una gran película. Quién se iba imaginar que volver al cine Arte Tobalaba iba a ser tan placentero... y la verdad por varias cosas. Mi compañero sin saber, encontró uno de mis puntos más deleitantes... la espalda y que mejor que te hagan cariño en la espalda cuando ves una peli. Por otro lado la peli fue increíble: "Elsa & Fred", de Marcos Carnevale.

"Elsa & Fred" es una historia de amor tardío. Una historia de dos vidas que al final del camino descubren que nunca es tarde para amar… ni para soñar. Elsa (China Zorrilla) tiene 82 años, de los cuales 60 vivió soñando un momento que ya había sido filmado por Fellini: la escena de "La dolce vita" en la Fontana di Trevi. Igual, pero sin Anita Ekberg sino ella. Sin Marcello Mastroiani, sino con ese amor que tardó tanto tiempo en aparecer.

Alfredo (Manuel Alexandre) es un poco más joven que Elsa y siempre fue un hombre de bien que cumplió con su deber. Al quedar viudo, desconcertado y angustiado por la ausencia de su mujer, su hija le insta a mudarse a un apartamento más pequeño donde conoce a Elsa. A partir de este momento, todo se transforma. Elsa irrumpe en su vida como un torbellino dispuesta a demostrarle que el tiempo que le queda de vida –mucho o poco– es precioso y puede disfrutarlo como le plazca. Fred se deja llevar por el vértigo de Elsa, por su juventud, por su intrepidez, por su hermosa locura. Es así como Alfredo (o Fred como le llama Elsa), aprende a vivir.

Las actuaciones de Zorrilla y Alexandre son increíbles, de una naturalidad tan serena como el amor a esa edad. Absolutamente recomendable. Sobre todo porque Fred hace un megaproyecto que lo hace aún más adorable...

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Frágil como un cristal

Este regalo me llegó originalmente el 4 de marzo de 2004, yo estaba en la casa de Lety en Chiloé y la vida de Quique y la mía andaban medias dadas vueltas. Nos hacía bien conversar aunque lo cierto es que el mail no es ni será lo más directo. Hoy nos juntamos, vimos una peli y caminamos, como lo yuntas que somos. Del autor del cuento no sabemos mucho, solo que es costarricense, por más que lo hemos buscado, Quique aún no recuerda como llegó a sus manos. Pero sí recordamos lo importante que es para nosotros.
Una yunta

No eran exactamente marido y mujer; ni es que fueran socios en todo el sentido de la palabra, porque aunque iban mitad y mitad, de vez en cuando las demasías de alguno de los dos daban al traste con las ganancias de un día o más. Lo que si eran era una yunta, es decir, una junta... una juntura en sus harapos, muy flacos, con sus bolsos al hombro, sus cabellos largos y enmarañados, él, insignificantemente más alto que ella; en fin, con ese parecido que de hambre y hastió adoptan los desmerecidos.
La yunta tenía una estrategia; salía a recorrer las calles en un abrazo indescifrable, con el paso coordinado para confundirse con una sola persona.
Dos de los brazos, el derecho de él y el derecho de ella, funcionaban con la precisión de dos extremidades dirigidas por un solo cerebro. Así, como una mantis religiosa con los codos apuntando hacia abajo y los antebrazos hacia arriba, las muñecas dirigían las manos ágiles hacia los bolsos, las bolsas y las mochilas de los transeúntes.
Eran invisibles, y el trabajo de sus manos era de una delicadeza de colibrí. Una mano desabrochaba el cierre o lo desamarraba y lo mantenía abierto hasta que la otra saliera con el botín en el pico. Inmediatamente, aquel cuerpo cuádruple viraba graciosamente hacia la dirección contraria y desaparecía entre la multitud.
Ese era el trabajo de la yunta de sol a sol, de modo que al final de la jornada costaba convencer a las piernas de que dejaran de caminar, y el brazo izquierdo de él, enroscado en la cintura recta de ella, comenzaba lentamente el desentumecimiento mientras, el brazo izquierdo de ella acataba torpemente al orden de salirse del bolsillo del pantalón.

A pesar de la visión periférica de sus cuatro ojos, la agudeza de sus cuatro oídos y la alerta constante, la yunta irremediablemente cayó una mañana. Era tan temprano aún que todavía alcanzaron ellos a soltarse velozmente y huyeron por instinto en direcciones opuestas, pero no fueron lejos... Los cuerpos separados ya no supieron cómo actuar: correr en dos piernas resultaba tan ajeno a su naturaleza como mirar con dos ojos o asustarse con un solo corazón.

Redujeron la velocidad hasta quedarse quietitos, se sentaron en el pavimento mirándose en aquella corta distancia sin oponer resistencia. Sólo miraban como a cada uno le arrastraban su otro cuerpo.
Mientras les crecía y les crecía la distancia...

lunes, 3 de septiembre de 2007

Otro té, Julio! y un látigo....


Habían pasado como cinco semanas desde que no iba donde Julio. Lo cierto es que no hay como la mesa redonda. Ayer la conversación rondó la entrevista a Hermann Heidegger en el Artes y letras de El Mercurio, los relatos del hijo de Martin Heidegger sobre las "queridas de su padre". Nos detuvimos también para analizar el rumor que dice que Hannah Arendt proveía de ideas a Martin. Y que por lo tanto, la de la creatividad era de ella. No es que lo creyéramos, sobre todo porque sus temáticas de análisis son completamente distintas... pero nos sirvió para pensar en otra mujer, por muchos calificada como simple musa, pero que entregó algunos de los relatos eróticos más interesantes: Lou Andreas Salomé.
La amante de Rilke y Nietzsche, la adoración de un médico que enloqueció, según algunos de amor, el experimento sexual de Freud, una mujer de armas tomar. Una mujer con látigo en la mano...

lunes, 27 de agosto de 2007

Sueños



Antes jamás lo lograba. Siempre que me despertaba de un sueño y quería continuarlo nunca lo lograba. Pero en las últimas semanas he podido hacerlo y ha sido grandioso porque han sido maravillosos sueños. De esos en que la situación es tan hermosa que te gustaría que te pasaran en la realidad o se convirtieran en los sueños de todos los días.

Se preguntarán con qué he soñado últimamente. Bueno he soñado con Rodrigo y claro pensarán que fue un mal sueño, pero no. La verdad que fue una reconstrucción de gratos momentos, porque no puedo negar que los hubo. Varios de ellos relacionados con música. Las conversaciones en la terraza escuchando a Ismael Serrano, Calamaro, Bersuit o incluso bailando a Elvis Costello o a Elvis. Las tardes en el sofá mirando películas o incluso fútbol.

He soñado con Miles también. Con la canción del terminal de Roma. Con sus últimos minutos que en el sueño parecen los primeros. Las fotos en la Capilla Sixtina y las borracheras en Belgrave road.

Pero ayer fue el mejor de todos. Estaba en mi casa en Chile pero junto a Julie, Christine, Ben y Hugh. Estábamos comiendo y conversando de lo bien que iban nuestras vidas, de lo felices que estábamos de poder abrazarnos de nuevo. Luego me desperté (en realidad me despertaron, pero da lo mismo), quería volver a dormir y continuar el sueño… No era malo ahora que estaba despierta pensar en agregar a Hugh Laurie en el sueño, eso lo podría haber hecho aún más increíble, pero no. Me volví a dormir y soñé con mi despedida en Victoria State, cuando por altoparlante los chicos me leyeron una carta y se despidieron de uno apareciendo por distintos lados de la estación. Los abrazos, los besos, los cariños y los dulces que acuñé como míos pero son tan de nosotros.

Fue tan bonito volver a verlos aunque fuera en sueños que desperté feliz. Aproveché de llamar para saber cómo estaba Julie y está todo bien… ya incluso pensando en una nueva moto. Ben me dice que se han acordado mucho de mí y que me extrañan. Que extrañan mis performances en español en la calles de Londres. Mis bailes eróticos y las instalaciones sin ropa en los monumentos… Una idea que si vuelvo será absolutamente retomada.

He dormido bien, a pesar de que también he soñado otras cosas con parejas que son menos afortunadas que estas narraciones, pero que me han hecho bien. Bueno, también he soñado con “sex in bed of roses” con personajes que van desde Colin Firth hasta amigos que en esta oportunidad da lo mismo nombrar. Pero bien… todo bien…

sábado, 25 de agosto de 2007

Casi en Babilonia


Debe ser la tercera o cuarta vez que tengo la posibilidad de ver “Nabucco”, sin embargo, es la primera que quedo con la sensación de haber visto un simple ensayo o marcación de escena. No es novedad que en general las régie del Municipal carezcan de movilidad y sintonía. Un tercer ojo láser que golpea a Nabucco es mucho.
Se notaba que era la función nacional, aunque es imposible calificarla de mala. El coro salvó gran parte de la gala con un sentido “Va, pensiero”, que hizo llorar a una chica que estaba en el mismo palco nuestro. Un palco bastante particular a decir verdad.
Obvio, en el palco de prensa es siempre una sorpresa descubrir que periodista llegará a compartir tu asiento. La mayoría de las veces es Passalaqua, Claudia Ramírez o Maureen Lennon, esta vez fue Naranjo, lo que no me parece una sorpresa porque muchas veces fuimos juntos. Lo gracioso es que llegó con la Alejandra Valle.
Lo peor le tocó a Raveau, porque los asientos son súper pegados y no tenía espacio para estirar los pies... y cuando creyó que lo lograría, René ocupó el lugar. Lo bueno es que le gustó, y aunque confesó no saber mucho de ópera se dio cuenta de que la régie era un poco de mal gusto.
La orquesta filarmónica sonó bastante bien, y con varias novedades (o sea nuevas contrataciones). Rostros jóvenes, entre ellos un nuevo corno desde Australia, algo que fue muy gracioso, porque tenía buen lejos, y aunque al principio pensé que tocaba la trompeta sucedió que, al igual que David de la cinta “Changement d´ adresse”, era el corno lo que tocaba.
Al final los aplausos pertinentes... no aplaudí a Nabucco... y de salida. Afuera del palco, Ale Valle reporteaba el último golpe de farandulandia y René se daba a las tácticas de tasación.
Seguía lloviendo. Nos fuimos a pasear a Provi. Pero finalmente nos juntamos con los amigos de Raveau. Me reí mucho y hubiese sido más sino me hubiese puesto tacos... lo más estresante de la noche, tanto así, que aún me duelen mis piecitos.

miércoles, 22 de agosto de 2007

La mujer más vieja del mundo, Ismael Serrano


Nunca fue la bailarina más bella del salón.
Nadie se batió en duelo por ella, Sabina nunca la cantó.
Lautrec nunca dibujó sus bellas cicatrices.
Maldita Penélope, nunca regresó Ulises.

No se enamoró de ella ningún cliente,
y no se escondía el mar tras sus ojos verdes.
No había perdido a un hombre, no había desengaño,
sólo unas malas pociones, el hambre, algún fracaso.

La mujer más vieja del mundo vende paz,
espera de pie en lo oscuro,
a que vayas a su encuentro para curarte la herida,
para despejar tus dudas, para enterrarte en caricias,
para esconderte en sus manos, para que te amparen frías.

Recibiendo golpes, y no sólo de la vida.
Como hojas en otoño se iban cayendo sus días.
¿Qué harás cuando el tiempo devore todas tus horas?
Quizás te cubra la nieve, quizás envejezcas sóla.

Mientes y sonríes mientras te crece una ortiga en la boca
cuando besas una piel desconocida.
Y aunque sobrevivas, que no me cuenten batallas,
que no eres bruja del norte ni eres bienaventurada.

La mujer más vieja del mundo vende paz,
espera de pie en lo oscuro,
a que vayas a su encuentro para curarte la herida,
para despejar tus dudas, para enterrarte en caricias,
para esconderte en sus manos, para que te amparen frías.

Flor nocturna, no quiero darle mi pena,
ni mostrarle mi piedad, no quiero compadecerla.
Puta proletaria, con permiso sólo quiero un saludo solidario,
presentarle mis respetos.
Presentarle mis respetos.

* Dando en el clavo como siempre...